Esta historia la escribì yop. Es mi primera historia breve y espero que les guste... son solo 2 paginas de word XDDD
Se llama "Mariposa" y espero que les llegue...
Dejenme dicho que les parece
Mariposa
Puedes oir el latido de aquèl corazòn?
A veces el sonido aturde. Tanto que no logras escuchar nada mas. Lo odias porque te ha dejado sordo. Quieres que desaparesca.
Otras veces apenas se oye. Debes poner mucha atenciòn. Individuar aquel “bum bum” sin fuerzas. Te rindes porque no es fàcil.
Cuando enloquecen, esos latidos, penetran tu mente hasta lo màs profundo. Resuenan por todo tu cuerpo. No eres capaz de soportarlo. Y al final…
Escapas.
Huyes.
No oyes los gritos.
No miras atràs.
Solo corres.
Corres màs.
No paras.
Lo has logrado. Ya estas a salvo; almenos eso crees. Te sientes bien ahora? Ya no le podras oìr màs. Estàs complacido? Sì. Ya esos latidos no te molestaràn. No llevas algùn remordimiento? No. Ya puedes dedicarte finalmente a ti mismo.
Pasarà el tiempo. Pero tu no podràs no oir aquèl corazòn suplicàndote ayuda. Que grita. Llora. Se contuerse.
Crees que no le moleste tambièn oir sus latidos? No los podràs olvidar. Lo que viste no podrà ser borrado. Huiste cuando màs te necesitaba. La dejaste allì, sola. Y si tu comportamiento hubiese provocado su muerte?
Hubiera muerto igual.
-Y eso te consuela?
…
-No te dabas cuenta de còmo sufrìa?
Yo también sufrìa.
-Egoìsta. Nunca te dejaré en paz.
Voy a ignorarte..
-Crees que podràs tapar tus orejas al infinito?
Sì.
-No te servirà: mi voz resuena en tu mente: yo soy tu Conciencia.
Màs pasa el tiempo y menos resistencia tengo. Mi conciencia respetò su palabra y no me ha dejado en paz un solo momento. Por las noches la veo. Esta allì, recostada en su cama. Se agarra el pecho con fuerza. Los latidos resuenan en mi mente. Oigo sus gritos. Su respiraciòn que acelera. Su cara que se deforma en una mueca de dolor.
Ya sé que sufrìa… Lo sentìa tan fuerte en mi… No podìa hacer nada por ello…
Basta! Deja de latir! Para ya! No lo soporto!!!
-Ya ves, ella se sentìa peor que tu. Siente su dolor, sièntelo intensamente. Ves como parece que tu corazòn fuese a explotar? Sientes el amargo sabor de la muerte que se avecina? Nadie te acompañarà dàndote la mano por el camino de la luz.
Tienes ganas de llorar, verdad?
Por favor, haz lo que debes. Ya sabes como enfrentar la situaciòn.
Pero… es demasiado tarde. Huì, dejàndola sola. Seguramente ha muerto… se sabìa que su corazòn no resistirìa aùn mucho màs…
Las làgrimas no dejaban de caer. Finalmente podìa arrepentirse. Podìa llorar. Podìa mostrar todo su dolor. Podìa arrepentirse, ya, podìa dejar a un lado su ego y su orgullo. Ahora podìa llorar como un niño. Quizàs un dìa la reencontraria, lo esperaba con ansia. Finalmente podrìa pedirle perdon, agachar su cabeza ante ella y decirle cuanto la amaba; decirle como hubiera querido estar allì mientras su alma se despedia de este mundo. Tenerle la mano mientras su corazon, dejaba de latir… esos latidos que tanto habìa odiado y tanto habìa deseado que desaparecieran.
-Pasò solo poco tiempo, por qué ya la das por muerta?
Al oìr aquellas palabras, el hombre comenzò a correr.
Corrìo como nunca en su vida, màs veloz que aquel dìa cuando escapo de su casa.
El deseo de verla era intenso. Su miedo por el sufrimiento no habìa desaparecido, eso no era posible de lograr. Pero no importaba, ahora, él, sabìa lo que podìa hacer: quedarse a su lado hasta el final.
Cuando llego a la casa y abriò la puerta, la encontrò mal. Una vez màs sintiò el corazòn de ella latir enloquecido en su cabeza. Con coraje camino hacia la cama de la mujer.
-Ya estoy aquì. No temas, no te abandonaré nunca màs. Perdoname… perdoname, lo siento muchisimo…- el hombre llorò abrazado a ella, que poco a poco se fue calmando y le abrazò también.
Ella lo mirò y llorò tambien. Estaba segura de que él no la habìa abandonado, confiaba ciegamente en ello. –Perdoname…- le dijo con un susurro- No debe ser facil tampoco para ti… quizàs hasta sea peor para ti…
Ni lo digas! Perdoname tu… porque yo no sabìa como comportarme… me sentìa totalmente inutil, y quizàs aùn sea asì…Pero te amo, te amo y quiero estar contigo: acompañarte en tu camino hasta que Dios nos lo permita; te tomare en brazos cuando te sentiràs caer; te acariciaré el cabello mientras dormiràs para que las pesadillas se alejen; te susurraré al oido cuanto te amo y cuanto eres importante para mi; te recordaré el dia que nos conocimos, junto con nuestras travesuras y todas las cosas raras que nos han pasado. Y, cuando llegue el dia en el que deberemos separarnos, te acompañaré, tomandote de la mano, hasta el tunel de luz. Te diré que no temas, porque Dios y los angeles te esperan, y te tomaran de la mano cuando estes del otro lado. Te saludaré sonriendote, te envolveré con toda mi alma, y te diré “Nos veremos pronto”. Y asì tu te encaminaras y tu alma se elevarà. Finalmente podràs descansar, tranquila, sin el peso del cuerpo. Seràs libre y ligera, como una mariposa.
La mujer, con esas palabras se cerrò pacificamente los ojos y él le sonriò melanconico.